El Gobierno no cesa de hacer esfuerzos, pero el turismo no termina de regresar a Cuba. Los datos de la ONEI, oficina de estadísticas estatales, para el periodo entre enero y junio de este año, indica que la ocupación de los hoteles es apenas del 28 por ciento, muy por debajo de lo que ocurre en otros países competidores del Caribe.
Cuba dispone hoy de 81 mil habitaciones hoteleras, que pese a la crisis siguen aumentando, con otros cinco hoteles que se van a abrir antes de finales de año. En cualquier caso, es evidente que estos son proyectos que estaban en marcha y que ahora concluyen, ajenos a la no recuperación turística.
O, más exactamente, a la exagerada lentitud en la recuperación, porque es verdad que este año ha habido más turistas que en 2022. Sin embargo, el Gobierno se había fijado la meta de 2,5 millones de turistas para ese año, que después se redujo a 1,7 millones y que tampoco pudo ser alcanzada. En el primer semestre de este año sólo ha visitado Cuba el 50 por ciento del turismo de 2019.
En Cuba ocurre algo insólito: los cubanos residentes en el extranjero son la segunda nacionalidad en sus hoteles, por detrás de Canadá, con diferencia la primera procedencia.
El Gobierno canadiense, sin embargo, acaba de emitir una alerta para sus ciudadanos, advirtiéndoles de que la situación en Cuba es delicada y que pueden faltar productos esenciales como medicinas o comida. Nunca antes Canadá había hecho una advertencia así y no se sabe cómo responderán los clientes.
México y Dominicana, por su parte, con Cancún y Punta Cana a la cabeza, hace tiempo que han recuperado la normalidad.
Las aerolíneas estadounidenses United y Delta han decidido reducir el número de vuelos y sillas hacia Cuba, mientras Jetblue anunció la cancelación de rutas, al igual que lo hizo recientemente la española Iberojet con la ruta Madrid – Santiago de Cuba